Hace
mucho tiempo que no la pasaba tan bien en un festival, gente buena onda que iba
a escuchar y no a platicar justo frente al escenario, músicos que montaban sus
propios instrumentos para después salir a convivir con el resto de los
asistentes, lugares donde sentarte, comida deliciosa, espacio suficiente para
bailar sin que nadie te empuje, música grandiosa y buena compañía.
Fue
un gran acierto el acomodo de los horarios y escenarios, no se empataba nada de
lo que quería ver. Los cambios de montaje mientas alguien más tocaba fue lo
mejor, no había que esperar tanto tiempo ni caminar grandes distancias para
llegar de un lado a otro.
Apenas
alcanzamos un pedazo de Late Nite Howl, tenía curiosidad de verlo en vivo, me
sorprendió que se hiciera acompañar por varios instrumentos, demostró que en
México pueden hacerse presentaciones folk de gran calidad. Sus canciones
son sumamente intimas y aun así logró compartirlas con nosotros sin caer en la
cursilería. Me encantó.
Con
Destroyer me pasó justamente lo contrario, esperaba su versión en banda y fue
él solo con su guitarra, no estuvo nada mal, es grato escuchar canciones que ya
son viejas conocidas, sin embargo tenía ganas de un sonido menos acústico.
No
Zu estaba por comenzar, pero decidimos movernos a Trillones para no dar un
cambio tan radical de mood, vimos un par de canciones de este muchacho, que lo
hace bastante bien y entonces regresamos con el conjunto Australiano, sinceramente
esperaba algo con más energía, que me hicieran perderme en el ritmo, pero les
faltó un poquitín.
Era
hora de comer y darnos una vuelta al “mercadito”, el cual no era más que unos
cuantos puestos y definitivamente se quedó muy corto para lo que esperaba.
Pasamos un rato en la carpa literaria, lo que nos tocó fue horrible, sólo
repetían insistentemente algo sobre meses sin intereses y la credencial para
votar.
Nos
sobro mucho tiempo del que teníamos destinado para lo anterior así que volvimos
al escenario Azul, dónde estaba Matias Aguayo, nunca me ha gustado, pero creí
que al tocar con Mostro sería diferente, fue un error, bailamos sólo para
divertirnos y quitarnos el frío pero no…. no es lo mío.
Ya
se acercaba lo que tantas ganas tenía de ver, pero antes de eso le dimos una
oportunidad a Barn Owl, terminó aburriéndonos brutalmente y mejor nos fuimos a
esperar a Pional.
Que
bueno estuvo!!! Nos tuvo bailando todo el tiempo, fue de esas presentaciones
que demuestran que la música electrónica puede ser bien padre, pudimos verlo de
un lado a otro haciendo lo suyo y no dedicándose a poner play y mover las
manitas, la mejor parte del festival, para mí, había quedado oficialmente inaugurada.
Volvimos
a aquel gran escenario que se dividía en dos para los mejores actos de la
noche. Comenzamos con Anika, me gustó ese pop que podía ser tan feliz y
colorido a ratos y de repente convertirse en algo mucho más sombrío
y lúgubre, me sonaba un poco a The XX, estaba a punto de volverme fan,
pero me perdió por completo con su grosería hacia los Hidrogenesse (para
aquellos que no estuvieron ahí: su espacio se había terminado y en un par de
ocasiones se les pidió que bajaran del escenario, sin embargo siguieron
tocando, aun sabiendo que a lado estaba otra banda esperando comenzar, se
extendieron por más de media hora, robando ese tiempo de la presentación de los
Españoles, una total falta de respeto).
Después
de todo el borlote y de haber visto a Genís y Carlos bastante enojados (con
justa razón), bajaron del escenario para volver vestidos como Hidrogenesse, una
banda que desde mi perspectiva debes de entender para poderla apreciar, partiendo
de la idea de que es un proyecto conceptual.
Muchos
de los que estaban ahí tenían una cara de WTF y los miraban con extrañeza, no
los culpo, lo mismo me paso hace 5 años que los vi tocar por primera vez, yo
misma advertí a mis amigos al decirles “no suenan bien en vivo, esperen lo
peor, pero traten de ver más allá de eso”. Mucha gente no sabe de que se trata,
desconocen que dedicaron un disco a Alan Turing (genio matemático, padre de la informática, espía
de la segunda guerra mundial que pasó la mayor parte de su vida estudiando la inteligencia
artificial motivado por la muerte de su primer amor y que terminaría suicidándose
con una manzana envenenada tras ser señalado y condenado por su homosexualidad).
Muchos no saben que sus canciones hablan de eso, de cómo el arte se ha convertido
en un negocio cualquiera, de parejas antagónicas, de cómo se ha vuelto más
importante lo que “poseemos” que lo que “somos”, de cómo la humanidad a ratos
parece tan primitiva al comportarnos como animales, de cómo el trabajo que no
nos gusta puede resultar tan frustrante…. Entre muchas otras cosas, pero al
final de cuentas así es la vida, y tenemos que aprender a reírnos de ella, PARA
MI eso es Hidrogenesse, ver dos hombres en mallas y tacones que pudieran
parecer ridículos pero que hablan de una realidad que todos experimentamos.
Después
de un set incompleto, era momento de Silver Apples, desde que Anika estaba en
el escenario podíamos ver a ese mítico personaje de más de 70 años preparando
sus osciladores, listo para mostrarnos lo que era la música electrónica antes
de que el término incluso existiera. Fue mágico, me introdujo en un estado que sólo
la psicodelia puede lograr, hubo ratos en lo que tenía que sentarme simplemente
a contemplar, es cómo Simeon mencionó en alguna entrevista “la música es energía”
y me estaba dejando mover por ella. Fue un honor haber podido presenciar este acto,
al menos con la mitad del dueto en vida.
Llegaba
el momento de Extraperlo, volví a agradecer mentalmente que sólo tenía que dar
un par de pasos para cambiar de escenario, tenía muchas ganas de verlos! Los
había estado esperando todo el día para agitar las caderas y cantar sus
canciones, fue una verdadera lástima que el sonido fuera tan malo, incluso
cuando Aleix me preguntó cómo habían sonado no pude mentirle: “nada bien” me
explicó que su ingeniero no había llegado y tuvieron que hacer uso del que
había estado mezclando todo el día, y al parecer ya estaba cansado. A pesar de
eso, dejaron ver que son un grupo divertido, con canciones de gran calidad,
capaces de poner a bailar a cualquiera, amé sus guitarras rítmicas, me
recordaron a The Withest Boy Alive e incluso a lo más tropical de los Talking
Heads.
Para
cerrar con broche de oro: Blood Orange. Esperaba un muy buen show pero vaya que
superó mis expectativas, era tremendamente sexy, cómo si su música estuviera haciendo
el amor, me voló la cabeza. Hizo bien en presentarse con una banda tan nutrida,
sumada a esos movimientos de baile, lástima que los problemas de audio nuevamente
se hicieron presentes, más aun en algo tan primordial en este caso como la voz,
aún así salió adelante, regalándonos el final perfecto con una multitud en éxtasis
subida en el escenario, danzando sin control. No cabe duda que volveré a verlo
en unas cuantas semanas.
Tuve
que esperar 5 años para poder presenciar un Festival Nrmal en el DF, y absolutamente
valió la pena, ya veremos que nos traen el 2015, por ahora me quedo con un gran
recuerdo de mi primera experiencia.
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