Cuando vi el cartel del evento dudé mucho asistir porque habían varias
cosas que me gustaban, pero una tocada en el Zócalo es sinónimo de mucha gente,
sol y cansancio, aun así al final me decidí por ir, aunque trataría de estar el
menor tiempo posible. La experiencia fue como la esperaba, el primer día no
habían tantas personas pero prevalecía un mal olor que sólo puedo comparar con
mi reciente visita a la Villa, en la cual estaba sorprendida de como esa peste
humana era posible.
"Las juventudes" se fueron mostrando mientras avanzaba el festival, porque al inicio prevalecía gente mayor que sólo iba pasando por ahí. Lo que sí hubo los tres días fueron muchos bebés, lo cual no deja de molestarme, no por el hecho de que los lleven, sino porque los ponen en riesgo, los colocan cerca de las bocinas sin ningún tipo de protección a sus oídos, los exponen al sol, e incluso hay quienes los dejan solos en el tumulto de personas, me parece una actitud completamente irresponsable, como cuando el hospital de traumatología era mi segunda casa y comúnmente me tocaba ver madres que llevaban a sus pequeños gritando "se me quemo con la sopa Maruchan" nunca entendí como eran capaces de alimentar así a sus bebés y dejarlos solos con un líquido tan caliente y potencialmente peligroso. Puedo entender que los papas crean que es cool llevar a sus hijos, incluso yo lo he considerado para cuando tenga a los míos, pero con las medidas necesarias, sí ya se tomó la decisión de traer al mundo a otro ser humano lo menos que podemos hacer es ver por su seguridad más que por nuestra diversión. En fin....
El jueves me tocó ver a The Guadaloops y me dejaron asombrada. En algún momento random de la vida conocí a su anterior saxofonista y siempre prometía que iría a verlos pero por una u otra cosa no lo logré hasta ahora.Pensaba que no serían mi estilo por lo que había escuchado en grabación, pero me sorprendieron bastante, creo que la mejor descripción que puedo hacer de ellos es: "sabroso" tienen un sonido que sin duda te invita a bailar, consiguen ese efecto en el que cada latido de tu corazón sale del pecho y te jala un poco hacia el frente obligándote a moverte con el ritmo de la música.
El vocalista tiene una buena voz que es ideal para su propuesta. Ya es bien conocida mi afición por las líneas de bajo funkeras, las cuales sobresalen en varias de sus canciones, y acompañadas de un saxofón es otra cosa, me encantó la perfecta mancuerna que logran. Me hicieron trasladarme a aquellos tiempos echando el dancing en el Hilvana.
Rápidamente nos movimos para ver a Neon Indian y que hermoso estuvo! El efecto fue exactamente el contrario, yo esperaba una presentación linda pero un tanto aburridona como aquella que me tocó presenciar en el 2010, y no fue el caso, sus nuevas canciones lo tienen todo! Había ratos que no podía evitar imaginarme a Bruno Mars bailando conmigo en medio de la plaza. Creo que por fin encontraron el equilibrio perfecto, donde dejaron un poco de lado la cajita de sonidos y los sintes atascados para darle con más ganas a las guitarras y el resultado es maravilloso, espero vuelvan pronto para poder verlos en un venue más íntimo y poder sacarle brillo a la pista.
Llegué más temprano de lo que esperaba, y en lo que buscaba a mis amigos pude escuchar un buen rato de La Banderville, que feo cantan y que canciones tan convencionales, definitivamente no es lo mío.
No me imaginaba que Little Jesus tuviera tantos seguidores, seguramente porque sólo los había visto en eventos privados o lugares pequeños y nocturnos que me hacían pensar que su único público era el que frecuenta este tipo de lugares. Honestamente no los disfrute tanto como en otras ocasiones, fue hasta el final de su set que realmente me hicieron bailar ya que un poco más de la mitad me pareció desanimado.Nos quedamos esperando a Astro y a lo lejos escuchamos a El mató a un Policía Motorizado, mi opinión de ellos se confirmó, es como escuchar una misma canción por 40 minutos.
Astro desafortunadamente sonó horrible, algo pasaba en el escenario rosa que estropeó su presentación, yo sentía que algo faltaba, como sí algún instrumento simplemente estuviera desconectado, había algo que no dejaba escuchar el verdadero sonido de la banda, hicieron bien en tocar prácticamente puras canciones viejas, contrario a lo que se esperaría siendo que acaban de estrenar material, de verdad una lástima de sonido para un proyecto tan divertido.
Cuando nos movimos para ver a Liquids, el zócalo ya estaba lleno, sentía como mi espacio vital comenzaba a ser invadido por pocos fanáticos de la música y uno que otro creyente de San Juditas, así que preferí ir por un helado, mientras los escuchaba a lo lejos y no me convencieron, no es lo mismo escucharlos ahora que cuando tienes 16 años, ya no queda nada de esa frescura que irradiaban hace unos ayeres, con todo y bailarina-cabeza de oso en bikini.
Así viví la semana de las juventudes, ni muy muy ni tan tan, valió la pena
haber ido, pero no lo suficiente como para que me quedarán ganas de repetir el
domingo.
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