La semana pasada fui al “Pruuuuudence Feeeeest”, así es! El festival de
los condones!. Tenia añísimos que no iba a un evento de este tipo y en
automático la referencia inmediata fue “Rock Chavitos”, no sólo yo lo pensé,
también los amigos con los que iba coincidieron en la relación.
Me llené de flashbacks de mis 14 años dónde solía asistir a ese tipo de
conciertos y era la más feliz del mundo. Era interesante ver a las nuevas
generaciones haciendo lo mismo que nosotros entonces, más uno que otro colado
como nuestro caso, que en esa ocasión íbamos principalmente a ver tocar a un
amigo que formaba parte de cartel.
Entramos justo a tiempo para La Fridha, a quienes había visto en su
faceta de bares y ni siquiera los reconocí, tenían un look completamente
diferente. No tocaron nada mal, muchas de sus canciones tienen coros bastante
pegajosos, que sinceramente no le piden nada a las bandas de la “escena
nacional”. Incluyen muchos estilos y ritmos súper diferentes, lo que es
bastante arriesgado, pero para mi gusto lograron integrarlos bastante bien.
Parece que ya tienen una base de fans definida, así que ya veremos cómo va
creciendo.
Siguió Jauría, no los recordaba, pero cuando subieron al escenario
supe que en algún momento de la vida ya los había visto, era el instante rudo
de la noche, naturalmente no es mi hit, pero a lo lejos escuché que tocaron “No
me Arrepiento de éste Amor” de Attaque 77!!! Fui muy feliz y entonces llegaron
más recuerdos, ahora de mis 13 años, cuando era una de mis bandas favoritas.
Después escuchamos a La Banderville, lo que más me llamó la atención de
ellos fue su sección de metales, ya tenía tiempo que no veía una banda que
incorporara una buena cantidad.
Posteriormente llegó Allison a regresarme a los 15 cuando abrían casi
todos los conciertos de Austin y yo siempre pensaba: “pero que feo tocan” y aun
así me sabía todas sus canciones, me dio mucho gusto ver cómo evoluciono su
ejecución, se escucha una muy clara diferencia de entonces a ahora, estuvo divertido
escuchar sus viejas canciones “más mejoraditas”.
De lo que más quería ver ese día era Jumbo, quienes me transportarían a
una etapa de mi vida un poco más amplia, entre los 15 y los 19 años, fue
una de las bandas que más frecuentaba junto con toda la avanzada regia, fue un
momento especial de recordar grandes canciones y grandes momentos. Hasta la
fecha no supero la partida de Eddie, quien para mí imprimía gran parte de la
personalidad del grupo, es notorio el paso de los años en ellos, ahora son
todos unos señores que lograron emocionarnos cómo adolescentes.
Quede positivamente sorprendida con Paté de Fuá, creo que están tan
inmersos en México que ni siquiera sabía que eran argentinos, tienen un estilo
que definitivamente no me esperaba, era cómo un viaje por distintos países
europeos, sin dejar de lado el tango que seguramente traen en las venas. En
general me hacían sentirme parte de una película infantil de animación Belga.
La incorporación de diversos instrumentos era lo que para mí los hizo destacar,
ya tenía tiempo sin escuchar un acordeón que hiciera tanto sentido con lo que
estaban tocando, de igual forma el serrucho, que juntos aportaban una
calidez que es bien difícil de conseguir.
Las canciones viejas de División Minúscula estarán siempre en mi
corazón, aunque las últimas veces que los he visto me aburro un poco porque lo
nuevo no me encanta, sus éxitos del pasado siempre me ponen a cantar, aparte
creo que actualmente tocan muy bien. Fue un buen aporte para la diversidad de géneros
del día.
Tenía curiosidad de ver a Hello Seahorse, a quienes les había perdido un
poco la pista cuando cambiaron tan radicalmente de estilo. Desde que iniciaron
me quedo claro que ya eran otra banda, pasaron de la luz radiante llena de
arcoíris a una oscuridad tenebrosa, afortunadamente no tocaron canciones de su
primer disco, aunque son mis favoritas, habría sido totalmente incongruente,
sin embargo tocaron un par del segundo en versiones un tanto extrañas, que
hubiera preferido respetaran su espíritu original. Gran parte del concierto
sentí que estaba en uno de Ely Guerra, no podía dejar de relacionar las voces,
aunque en realidad son diferentes.
En momentos no entendía mucho la relación de ese sentimiento lúgubre
sumado a percusiones y bases bastante rítmicas, la mayor parte del tiempo me
sentía en una especie de transición de la banda, justo en esta parte gris en la
que aun no se acomodaba del todo lo que querían hacer, pero fue hasta “No es
que no te quiera” que encontré un estilo bien definido en el que todo cuadraba
y a partir de ahí comencé a disfrutar de éste nuevo Hello Seahorse.
Los Amigos Invisibles cerraron la noche, también tenía muchos los que no
los veía y por lo que recordaba mis expectativas no eran muy altas, pero en
cuanto salieron del escenario aquello se volvió una fiesta, me encantó la
inclusión de clásicos noventeros para iniciar sus canciones y el tecladista en
definitiva fue lo mejor para mí, su forma de bailar, de aplicar el air guitar,
de quitarse la ropa... Jajaja, todo un personaje.
Algo más que me gustó fue que los instrumentos, en especial la guitarra, tenían su propia voz, incluso a ratos el guitarrista imitaba su sonido contagiándonos el ritmo. Era imposible no ponerse a bailar, fue perfecto para cerrar la noche.
Algo más que me gustó fue que los instrumentos, en especial la guitarra, tenían su propia voz, incluso a ratos el guitarrista imitaba su sonido contagiándonos el ritmo. Era imposible no ponerse a bailar, fue perfecto para cerrar la noche.
Gracias Rodrigo Tellez por las fotos
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