La
semana pasada me invitaron a ver “La Flauta Mágica” en Bellas Artes, como
siempre yo feliz de presenciar cualquier manifestación artística, sin embargo
tenía mis reservas al estar consciente de que se trataba de una de las operas y
compositores más conocidos, lo cual siempre es un arma de doble filo porque
puede resultar atractiva para aquellos amantes del género, personas con un
genuino interés en conocerlo y acercarse a él (o acercar a sus familias) y otros
cuya única intención es poserear.
Pero
bueno…. Yo iba a lo mío, a disfrutar una representación que prometía calidad y
no recordaba haber visto antes. La producción era interesante, debo admitir que
la escenografía y las luces eran buenas para ese tipo de espectáculo, sin
embargo la adaptación de una obra clásica alemana al contexto prehispánico fue
muy arriesgado, lograba transgredir la idea que cualquiera de nosotros pudiera
haber tenido de esa puesta en escena, lo cual la hace única, sin embargo, yo
habría preferido que se apegaran a lo tradicional, porque me resultaba una
atmosfera incongruente para un libreto ubicado en una cultura totalmente
diferente, y lo peor, también modificaron el texto al traducir los fragmentos hablados.
Fotografía tomada de: https://portalescenico.mx/node/10977
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