Esta es la cuarta
ocasión que veo a NOFX en vivo y cada una de ellas ha sido inolvidable por
diferentes razones. La primera fue en el legendario Warped Tour en 1998, el
cartel era increíble, si no me creen búsquenlo. Eso agregado a que estaba por
cumplir 20 años y tuve que ir a otro país para poder ver esto. La segunda fue
hace 6 años cuando tuve oportunidad de abrir el show en la ciudad donde nací. Increíble
ver cómo la gente se volvía loca al ver a una de sus bandas favoritas. La
tercera un día después ya que inmediatamente tomé un avión para volver al DF y
verlos acá de nueva cuenta. Allá pude cantar con mis amigos de toda la vida, acá
con los que me adoptaron.
Esta cuarta ocasión
fue distinta. El precio era más caro que todas las veces anteriores para empezar
y creo que eso influyó mucho para que no viera tantas caras conocidas como
hubiera querido. Aparte que había toda una controversia al respecto, pero eso
no tiene nada que ver con una actitud más o menos punk a mi parecer. Aunque
honestamente la situación no es la mejor últimamente, la realidad nos ha dado
duro. También fue distinta porque ahora fui con mi esposa.
De entrada el lugar
donde fue el show es interesante. Hace no mucho tiempo se aprobó una ley que
impide a los circos usar animales en sus espectáculos, ley que me parece muy
justa, pero no me parece justo que no hayan hecho un plan para prever que
pasaría con todos esos animales (situación muy triste ahora). Esa es otra
historia pero tiene que ver porque el lugar donde fue el show de NOFX es una
carpa de circo que ahora se ha vuelto un foro de conciertos llamado Carpa
Astros. Cuando llegamos sonaban Los Rebel Cats, que la verdad hemos visto en
otras ocasiones y ahora no se nos antojaba, así que fuimos a pasear por el
lugar.
El lugar está bastante
bien reciclado, hay un bar que simula un carrusel, food trucks, palomitas, en
fin, simula bastante bien un circo. Está lo suficientemente cómodo como para
pasar un buen rato. Sin embargo, tengo que decir que tuvimos un par de
problemas: primero, con los baños, que para empezar son portátiles, no hay una
zona exclusiva de mujeres y son muy pocos a mi parecer para la capacidad del
lugar; segundo, su método de venta de cerveza donde pagas en una mesa, te dan
un ticket y te diriges a una de las barras, donde en un momento se acabó y
tuvimos que movernos a otro lado a canjear el ticket, pero no te lo canjeaban
sin autorización por lo que tuvimos que comprar más cerveza, acto seguido, les
dieron autorización y cambiamos por mas cerveza, lo que dio por resultado que tuviéramos
mucha (lo cual nos hizo pasar un muy buen rato en realidad).
Después de sufrir
un poco para pasar a los baños, entramos a la carpa cuando empezaba el show de
Frank Turner & the sleeping souls. La verdad es que no conozco su música de
hace mucho, sino que empecé a escucharlos cuando supe que tocarían y vi algunos
videos de ellos en la red para ver si me animaba a llegar temprano a verles, me
convencieron y así lo hicimos. Turner empezó un poco abajo para mi gusto, pero
de la mitad del show en adelante fue un gran acto, realmente impresionante. De
esas bandas que tienes que ver en vivo. Un country punk rock que dan ganas de
escuchar y un show digno de recordar. El tipo se echó a la gente a la bolsa
cuando empezó a interactuar más, hasta el punto de lanzarse al público para
hacer un poco de body surf. Lo recomiendo ampliamente, yo si me volví fan después
de esto.
Luego vino el turno
de los NOFX que salieron de mucho mejor ánimo que las dos ocasiones anteriores
que les vi. Más relajados y risueños, haciendo parecer por momentos más un set
de stand up comedy que un show de punk rock. El show dio inicio y todo se volvió
una locura. Ahora si la carpa lucía bastante completa con un público que casi
la llenó, pues durante las bandas anteriores se veía a medias.
Los primeros temas
tuvieron algo de problemas con el audio, había un feedback ahí medio molesto
que para mi gusto arruino un poco Stickin in my eye por ejemplo, pero al final
no me importó escuchar una vez más esta canción que tantas veces toque y cante,
aunque ahora la cantaría un Eric Melvin pues Fat Mike se concretó a tocar el
bajo y hacer un par de coros. Luego llegó un momento extraño cuando tocaron Eat
the Meek, pues resultó que mi esposa la conocía (realmente no conoce tanto su
música) y me contó después que hace muchos años, al otro lado del país, cantaba
esa canción con un amigo. El Hefe mientras tanto cantaba Why must we stay,
where we don’t belong? Ambos migramos al DF hace ya algunos años.
La verdad es que
las canciones de NOFX van tomando otro sentido conforme pasa el tiempo. La
primera vez que les vi, hace ya casi 20 años, parece que lo único que escuchaba
era lo que mi espíritu punk me dejaba. Hace 6 años apenas escuchaba. Ahora lo
que escucho en sus letras es una especie de desilusión de la vida, de los
ideales que alguna vez perseguimos y que ahora veo esfumarse en gran medida.
Aunque son las mismas canciones, nosotros hemos cambiado.
El show siguió y
siguió. Un tipo se trepo a una de las columnas del circo y se lanzó con más
miedo que nada, haciendo una vez más lo que se ha vuelto un poco el chiste de
NOFX en México, donde siempre pasan este tipo de locuras (desde tirar la valla
de seguridad, lanzarse de balcones, o casi destruir un escenario).
De pronto soltaron
Leave me alone que me hizo recordar épocas inolvidables. En un momento mi
esposa al verme brincar y gritar como loco ante el paso de las canciones me pidió
que nos fuéramos al frente, más cerca del mosh pit. En un primer momento me
pareció una locura, pero al final lo hicimos. El alcohol nos hizo sentir de 20
años quizá y nos dio un poco de valor. Nos fuimos hasta el frente y la verdad
no estaba tan mal, podíamos respirar sin mucho problema y pasarla bien. Los
tiempos han cambiado, había menos gente, el boleto era más caro y ahora soy un
adulto que impone frente a los chavales.
En ese momento
tocaron Linoleum y todo se volvió una locura, el mosh se volvió casi general y
luego soltaron The Moron Brothers. Canciones de un par de minutos se volvieron
eternas y salimos de ahi tomados de la mano y como pudimos. Volvi a mis treinta
y tantos para conservar la integridad física de alguna manera, aunque no cambiaría
ese momento, la pasamos increíble.
The Brews fue otro
momento inolvidable. Cante y grite tanto que hoy he perdido un poco la voz,
pero no me arrepiento. El show terminó un poco como empezó, tranquilo y
sencillo. Melvin incluso se quedó unos minutos por ahí en el escenario,
mientras los técnicos desarmaban todo. Nosotros salimos muy contentos después
de haber visto un gran show, pero sobre todo, después de darnos cuenta lo que
hemos cambiado en los últimos 20 años... en todos los sentidos de la expresión.
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