viernes, 28 de marzo de 2014

But at least I author my own disaster

Recuerdo perfectamente cómo Of Montreal llegó a mi vida: si algo valoro en este mundo es cuando alguien me presenta música que se convierte en mi favorita, y éste es uno de esos casos. Acababa de entrar a la universidad y ahí conocí a un chico buena onda, que poco después descubrí ni siquiera estaba inscrito y sólo estuvo de oyente unas semanas, el tiempo suficiente para compartir bandas. Por esos meses yo tenía un crush tremendo con Belle and Sebastian, era mi soundtrack del momento y fue justo eso lo que nos unió musicalmente, hablábamos de los proyectos que habíamos escuchado recientemente y nos pasábamos canciones, hasta que un día me grabó un disco con lo último que le había volado la cabeza. Llegando a mi casa lo primero que hice fue ponerlo para encontrarme con nada menos que la discografía de Of Montreal.

Me encantaron! Me hacían bailar, me ponían feliz. En el 2006 pude verlos por primera vez en el fallido Corona Music Fest, yo iba con toda la intención de divertirme desenfrenadamente, lo cual sucedió a pesar de la poca cantidad de gente que estaba en ese escenario y la falta de interés hacia la banda, yo la pasé increíble, pero lo más importante: me dejaron escuchar las primeras canciones del “Hissing Fauna, Are You the Destroyer?” sin duda uno de sus mejores discos.

Agradezco infinitamente cuando una canción me acerca a otro tipo de expresión artística, cómo fue la literatura de Bataille, la cual no me gustó en lo absoluto, pero siempre es bueno conocer algo nuevo. De cualquier forma el discurso de “The Past is a Grotesque Animal” hizo que se convirtiera en una de mis canciones favoritas. Aparte de melodías sumamente lindas y bailables ahora también tenían letras intensas e interesantes, sin duda habían ganado mi corazón.

En el 2010, me vi en un verdadero dilema ya que tocaron el mismo día del aniversario de una banda a la que le tengo mucho cariño, así que opte por ir a ese evento para festejar con mis amigos.

Como ya he dicho en otras ocasiones: tengo mucha suerte con las segundas oportunidades, y la mía con Of Montreal había llegado, al ver el cartel del Vive Latino de este año no dude en comprar mi boleto para el jueves, pero entonces salieron los horarios… ¿Qué? ¿Tocarían sólo media hora? Ni soñar con que interpreten esa canción de 12 minutos!! ¿Qué podía hacer? Pues ir a verlos a Guadalajara….

Todo el camino hacia el Teatro Estudio Cabaret fue una pesadilla, para empezar nadie me dijo que tendría que tomar la versión tapatía del metro en hora pico, andar por caminos oscuros y solitarios, y cruzar puentes peatonales que parecían sacados de una película de terror, pero bueno... Ya estaba ahí y no fue nada que un buen trago de cerveza (bastante oportuno para el calor endemoniado que hacia) no pudiera arreglar.

El ticket decía que iniciaba a las 9 y abrirían puertas a las 7, así que llegue a las 8, en la entrada había un par de revendedores abaratando por completo los boletos con un video en mano de alguna de sus canciones. Aún no dejaban entrar al recinto, pero podías esperar en una especie de bar que está afuera, me sorprendí al darme cuenta de que sólo éramos 20 personas, me preocupó que el lugar fuera a estar vacío, pero llegaron poco a poco hasta conseguir que casi se llenara.

Quiero felicitar al público de Guadalajara, sin duda los mejores espectadores mexicanos que he visto en toda la vida! Respetaban las reglas de convivencia, aprovechaban el bar para convivir antes del show y una vez adentro se dedicaban a apreciarlo, no platicaban todo el tiempo, cuidaban el espacio vital de los demás, y era muy raro ver una que otra cámara arriba, hasta me daba pena sacar el celular. Respetaron a la banda de una manera que hace mucho no veía.

Me arrepentí muchísimo de olvidar mis tapones porque el sonido era bueno sin embargo al estar tan encerrado rebotaba un poco, haciendo poco nítidas las voces.

Desde que salieron al escenario fue como un viaje al pasado, propiciado por la música, el lugar y sobre todo sus atuendos. Fue una presentación peculiar, quizá porque nunca había estado en ese venue, me era ajeno y parecía un tanto "rústico", si es que existe una palabra para describir a lo que me refiero, era como estar en uno de sus primeros conciertos, como sí recién estuvieran haciendo pruebas con la producción, tenían dos grandes pantallas a los lados, enmarcando un escenario bastante pobre, con visuales psicodélicos muy pertinentes para su música pero fuera de lugar para el tamaño del teatro.

Sumado a eso estaba la notable incomodidad de Rebecca con los silencios entré canciones, de repente parecía que no sabían qué hacer, se comunicaban entre ellos, se reían y lucían como novatos, incluso hubo un error muy evidente en la batería de Clayton del que todos se rieron, era una sensación extraña pero interesante.

Mi momento predilecto fue “St. Exquisite’s Confessions”, no porque Kevin se quitará la ropa y su cuerpo resultará simplemente hipnótico, ejem... No.... Fue más bien porque ese final lleno de psicodelia dio paso a lo mejor de su set: “Gronlandic Edit”, “The Party’s Crashing Us” y “Heimdalsgate Like a Promethean Curse”, donde la gente se emocionó y aquello se convirtió en una enorme fiesta en la que  bailamos sin parar.

Salieron del escenario para volver con lo que tanto estaba esperando: una frenética versión, unos dos tiempos más rápida, de "The Past is a Grotesque Animal", fue embrutecedor! Temía que mi cuello se rompiera ante la agitación de mis huesos, la locura que me produce Savages en vivo había quedado atrás, sentía que esta vez terminaría herida, y fue una sensación que se prolongó por unos 4 minutos de distorsiones dirigidas por un riff interminable que simplemente me enloqueció, fue un final perfecto.

Algo más para felicitar a los tapatíos: pusieron el disco de Bosnian Rainbows al terminar el concierto, por lo que me quedé a escuchar y pude ver cuando los Of Montreal salieron a saludar, cosa no tan común en el DF.

Aquí una prueba de su épica conclusión:


miércoles, 26 de marzo de 2014

Re-conociendo

Una vez más el destino y sus jugarretas me pusieron en un lugar que no pensaba visitar, un viejo conocido que al parecer no había visto del todo: El Centro Cultural España.

Días atrás un misterioso personaje que acababa de entrar en mi vida me había presentado algunas bandas españolas, esa noche me invitó a ver a Kiko Veneno, Anni B Sweet, Lori Meyers y Russian Red.

De Kiko Veneno no tengo mucho que decir, desde que lo escuché por primera vez supe que no era mi estilo, aunque sin duda le agradaría a mi mamá.

Tenía muchas ganas de ver al par de chicas del cartel, esas historias melosas cantadas por quienes seguramente fueron las protagonistas siempre ganan mi corazón. Al parecer mucha gente iba por Anni porque después de su presentación vimos partir a la mitad de los asistentes. Cuando inició, alguien hizo el comentario de "suena medio Carla Morrison", yo la defendí porque no me había dado esa impresión, desafortunadamente eso cambió y al final de su show quede convencida de que, en efecto, las propuestas son muy similares, no por ello le quitó crédito a la española, sin embargo me pasa lo mismo que con la norteña: llega un momento en el que es demasiado, y eso que me considero una persona sumamente cursi.
Comentó que nadie canta en sus conciertos, lo cual me extraña teniendo letras tan entrañables.

Lori Meyers tocan impecablemente, se nota que son muy buenos músicos, pero he visto a tantas bandas como esa que sinceramente no llamaron mi atención.

Sólo pude escuchar una canción de Russian Red y me quede con ganas de más, aunque tampoco es la propuesta que el mundo esperaba, lo hace bastante bien y logra combinar perfectamente su lado dulce y ensoñador con canciones más duras y ruidosas.

Lo que más me sorprendió fue ese nuevo escenario en la parte de abajo del CCE al que no había tenido oportunidad de entrar, cuyo sonido es buenísimo y podría convertirse fácilmente en mi sala favorita de conciertos. Es interesante como todo cambia tan rápido, he estado tantas veces en ese lugar y no me había dado cuenta de que ya no era el mismo, como si hubiera sido la primera vez….



martes, 18 de marzo de 2014

Etiqueta de conciertos

Un refrán dice: “Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”, no podría estar más de acuerdo, tenemos la fortuna de vivir en una ciudad que nos provee de múltiples opciones para realizar prácticamente cualquier actividad, sin embargo hay quienes no logran entenderlo.
Últimamente asistir a un concierto se ha vuelto una experiencia ambivalente, donde las ganas de disfrutarlo se ven truncadas por personajes desagradables que parecen carecer por completo de respeto hacia los demás.

No estoy hablando de ser altruistas y desvivirse por otros, entiendo que hay cosas que no se pueden cambiar (cómo el hecho de ser alto) pero hay otras 100% conductuales que harían de éste un mundo mejor.

Todo va alrededor del mismo principio: A un concierto se va a ver y escuchar una presentación en vivo y hay muchas cosas que desafortunadamente se han vuelto cada vez más comunes y salen por completo de esa idea, resultando una grosería no sólo hacia aquellos que están en el escenario, sino también para el resto de los asistentes. Podría describir por horas a que me refiero, pero puede resumirse en cualquier actitud que represente una falta de atención a lo que, se supone, está yendo a apreciarse.

De entre todas las insolencias en las que puede traducirse lo anterior, he encontrado perfiles persistentes que en lo personal me resultan los más molestos:
Los platicadores:

Para muchos los conciertos se ha vuelto un indicador de status social, a los que vas sólo porque "puedes" o tal vez porque en alguna fiesta escuchaste una canción de la banda en cuestión y ya sientes que te gustan, y qué bueno! cada quien… pero cuales quieran que sean tus razones, si en realidad el grupo te vale madres, ni lo conoces bien e incluso te aburre ¿Para qué ir y pararte hasta adelante del escenario a platicar con tu acompañante? ¿Te has dado cuenta que estas rodeado de cientos de individuos? Y claro que sí! Todos te escuchamos!!!! Probablemente tus historias sean tan interesantes que deberíamos oírlas, pero por más increíble que parezca: no estamos ahí para eso, pagamos un boleto para escuchar música, no para enterarnos de las aventuras de un completo desconocido (en mi casó incluso llega a aplicar con gente que sí conozco, pero yo soy un tanto radical al respecto).

Por si no te habías dado cuenta, en la parte trasera de todos los recintos hay una zona en la que puedes comentar todo lo que quieras sin que nadie te empuje o te mire mal. O aún mejor: existen lugares diseñados para ponerte al corriente con amigos: un café, un bar o ¿qué tal tu casa? Si! Ese lugar de completa privacidad en el que puedes hablar cuanto te plazca!!! Es más, puedes poner la música ambiental que prefieras, incluso la que en serio te gusta.

¿Por alguna extraña razón sólo puedes hacerlo en conciertos? Ok, entonces reúnete antes del show con tus amigos para parlotear, o ¿qué tal cuando termine? Opciones hay muchas, ¿Para qué incomodar a otros? Muchas veces he escuchado el típico: “pues si no les gusta que se muevan” y ¿por qué tendrían que moverse los que sí están haciendo lo correcto para el espacio en el que están?

Si tienes un poquito de sentido común y consideración, toma en cuenta que hay a quienes si les interesa estar ahí y mejor guarda tus comentarios para un mejor sitio o momento.

Los que sólo van a empedarse:

Seamos prácticos: con lo que te compras un par de tragos en un concierto puedes pagar una botella en cualquier otro lugar! Sé que no es lo mismo, te gusta “el ambiente”, la gente,  el ruido…. la “música” ¿Por qué no ir a un antro? Digo… si de farolear se trata, ese es el lugar indicado. O ¿qué tal una peda casera? Dónde tengas la libertad de tomar hasta voltearte. ¿Para qué gastar en la entrada de un recital? Honestamente se me hace una forma muy estúpida de desperdiciar el dinero, si ni conoces a la banda y solamente quieres ir a perder la conciencia ¿por qué mejor no invertir eso en alcohol? Y con ello alcanzar tu verdadero objetivo.
Muchos de nosotros nos hemos embriagado en alguna presentación, cuando no nos controlamos y una cosa va llevando a otra, pero cuando eso pasa tratas de no molestar a los demás, de alcanzar a escuchar lo que puedas o mínimo hacerte hacia atrás para seguir con tu desmadre, pero nuevamente.... ¿Para qué importunar al prójimo? Si ya ni siquiera sabes lo que está sucediendo ¿para qué vas a meterte hasta adelante en medio de toda la gente? O te pones a mala copear, o te desmayas y asustas a todos, o tenemos que estarnos cuidando de tus movimientos, o lo peoooor: me sucedió hace 2 años en cumbre Tajin, hice el viaje sólo para ver a Björk, estaba muy emocionada, todo el día aguantando el calor y varias horas esperando para tener un buen lugar para que a la segunda canción una pendeja que había logrado colarse hasta dónde yo estaba me vomitara encima, literal!! Cómo en cualquier película de comedia barata o en la peor de tus pesadillas, obvio salí corriendo a limpiarme cómo pude y a comprar ropa para cambiarme, haciendo que me perdiera la mitad del concierto y que no disfrutara de la otra mitad por el mal rato que había pasado. ¿QUÉ NECESIDAAAAAD? ¿Por qué uno tiene que terminar pagando sus estupideces?

Si lo que quieres es ponerte la jarra del siglo, adelante, pero no le arruines la noche a los demás.

Los videoastas frustrados:

Por ahí dicen que “recordar es volver a vivir” y es bien cierto, a mí también me encanta ver fotos y evocar instantes especiales, pero sinceramente ¿Qué tan buenas son las fotografías o videos que tomas en conciertos? Considerando que el contexto no es el mejor: la luz es baja, estas lejos, hay gente moviéndose, entre muchas otras cosas. Para eso hay gente a la que le pagan por hacer buenas tomas bajo circunstancias que favorecen su calidad, a las cuales podrás tener acceso prácticamente inmediato desde tu computadora o celular.
Yo sé que no es lo mismo…. Cuando tú lo haces recuerdas exactamente cuando la tomaste, el lugar dónde estabas parado, lo que alcanzabas a ver, etc. Pero para eso bastan un par de imágenes ¿no crees? ¿Para qué pasar todo el concierto con las manos arriba, estorbando al de atrás? Y todo para conseguir 80 fotografías que se ven igual, si! Igual de mal!!! ¿De verdad derrochas tu tiempo libre viendo cuadro tras cuadro de una serie de imágenes borrosas que ni siquiera se entienden?

A veces por estar todo el tiempo con la bendita cámara te pierdes de la verdadera acción y no logras apreciar lo que está en el escenario. Ya muchos artistas han hecho campañas al respecto, y tienen toda la razón, se trata de disfrutar el momento, estar ahí y ver con tus propios ojos un suceso que será irrepetible.

Saca un par de fotografías para “el recuerdo” y si ves que de plano no salen bien, ten confianza en que alguien con mejor perspectiva que tú las habrá tomado y las subirá a internet.

Los lanzadores:

Aunque es una tradición ancestral, y los que hemos crecido yendo a conciertos hemos aprendido a vivir con ella: no está nada bien!! Eso de tener que estarte cuidando de que no te caiga algún objeto o líquido en la cabeza está de más! Y no encuentro ninguna razón que respalde dicha acción, más que la de molestar.

¿Por qué mejor no nos dedicamos a pasarla bien y disfrutar el show en lugar de estar arrojando cosas?

Hay otras personas que no entran del todo en las categorías anteriores porque son fans y es justo esa emoción la que los hace perder la cordura:

Los cantantes gritones:

Si, es fantástico cuando escuchamos nuestras canciones favoritas y nos dan ganas de cantarlas a todo pulmón, pero podemos controlarnos y pensar en que hay alguien a lado de nosotros y no es necesario estarle gritando al oído todo el tiempo.
Cuando esto pasa dudo que siquiera puedas escuchar al intérprete original, porque se oye más tu propia voz, y para eso mejor ve a un karaoke.

Recuerda: NO ESTAMOS SOLOS y ninguno de los que estamos ahí fuimos a escucharte a ti, ten un poco de sensatez y déjanos disfrutar el concierto.


Los tacleadores:

Comencemos con el beneficio de la duda: No es que seas un pinche abusivo que está tratando de colarse de último momento, claro que no, tu estuviste esperando horas a que iniciara la presentación pero por equis razón tuviste que salir unos minutos, perdiste a tus amigos, o llegaste un poco tarde y tienes una razón primordial para moverte de sitio, está bien! Se entiende, pero ¿que no te enseñaron modales en casa? Yo sí creo que hablando se entiende la gente y siempre hay formas mejores formas de comunicación que los golpes o empujones, puedes pasar con cuidado sin tener que irritar (o lastimar) a los demás, porque no estás en un partido de americano.

Si tu intención es pasar sobre todos con tu bola de amigos, porque crees que eres más “chingón” que los demás, no seas maldito y ten consideración de  aquellos que sí tomaron sus precauciones. Y si no eres de esos descarados y de verdad hay alguna razón para que te metas, hazlo de la manera más amable posible.

Ya lo dijo Benito Juarez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”


Creo que si todos aplicáramos reglas básicas de convivencia nuestras vidas serían diferentes.

lunes, 10 de marzo de 2014

Yo lo soñé, tú lo soñaste también

La última vez que me encontré con Dënver fue hace poco más de un año en ese mismo lugar, estaba ansiosa por escuchar "Fuerza de Campo" en vivo.

Algo me pasa con ellos que su sonido en directo no tiene la claridad que yo quisiera, y volvió a suceder lo mismo, sin embargo habían momentos de guitarras súper sucias donde justo este efecto hacia todo el sentido del mundo.

Mis momentos favoritos fueron "Olas Gigantes" y "Diane Keaton" por el poder de sus teclados y la euforia que generaron en el público, obligándonos a bailar.

La noche tuvo de todo, incluyendo un cover a Juan Gabriel y a Milton pidiendo nuestra participación (y silencio) en "Miedo a Toparme Contigo" lo cual evidentemente no funciono del todo.

Fui afortunada en alcanzar uno de los 6 vinyles del "Música, Gramática, Gimnasia" que traían, estoy segura que lo escucharé muchísimo porque en definitiva me encantan sus canciones y esa noche reiteré que me quedo con su sonido en disco.

jueves, 6 de marzo de 2014

Soy un vocoder

Que buenos son los Hidrogenesse! No se sí fue que ya les traía muchas ganas, que era el escenario perfecto o que no les había puesto la debida atención a sus presentaciones, pero es lo mejor que les he visto. El Cine Tonalá fue el lugar ideal, sonaba muy bien y los visuales de fondo complementaban perfectamente lo que estábamos escuchando. Quedé sorprendida del poder que tiene la minúscula guitarra de Genís, pude identificar claramente su sonido y por fin todo me hizo sentido, lo mismo con los sintes y cajas de ritmos que anteriormente no había percibido adecuadamente.

Un dueto bastante simpático, hacían bromas sobre lo sucedido en Nrmal y de alguna manera explicaban sus canciones, con comentarios, imágenes y lenguaje corporal.

Yo estaba fascinada, desafortunadamente al parecer soy un imán de pendejos, aunque esta vez estaba rodeada de fans que observaban con emoción igual que yo, felices de que por fin se diera el show que tanto nosotros como los Hidrogenesse merecíamos, ¿por qué no? Tenían qué tocarme justo a lado los únicos idiotas que se la pasaron, no hablando, ¡gritando! todo el concierto, si sólo iban a escuchar “Disfraz de Tigre” creo que al menos por respeto podrían habernos dejado disfrutar el resto a los demás, pero en fin.... Como ya lo he dicho tantas veces, no me queda más que aprender a vivir con eso.

El otro detalle fue que duró muy poco! Si a caso 1 hora, desconozco la razón pero después de todo no habría estado mal que tocarán unas cuantas canciones más, sin embargo me quedo con la promesa de que volverán cada año.




martes, 4 de marzo de 2014

Soy Nrmal!

Hace mucho tiempo que no la pasaba tan bien en un festival, gente buena onda que iba a escuchar y no a platicar justo frente al escenario, músicos que montaban sus propios instrumentos para después salir a convivir con el resto de los asistentes, lugares donde sentarte, comida deliciosa, espacio suficiente para bailar sin que nadie te empuje, música grandiosa y buena compañía.

Fue un gran acierto el acomodo de los horarios y escenarios, no se empataba nada de lo que quería ver. Los cambios de montaje mientas alguien más tocaba fue lo mejor, no había que esperar tanto tiempo ni caminar grandes distancias para llegar de un lado a otro.

Apenas alcanzamos un pedazo de Late Nite Howl, tenía curiosidad de verlo en vivo, me sorprendió que se hiciera acompañar por varios instrumentos, demostró que en México pueden hacerse presentaciones folk de gran calidad.  Sus canciones son sumamente intimas y aun así logró compartirlas con nosotros sin caer en la cursilería. Me encantó.

 

Con Destroyer me pasó justamente lo contrario, esperaba su versión en banda y fue él solo con su guitarra, no estuvo nada mal, es grato escuchar canciones que ya son viejas conocidas, sin embargo tenía ganas de un sonido menos acústico.


No Zu estaba por comenzar, pero decidimos movernos a Trillones para no dar un cambio tan radical de mood, vimos un par de canciones de este muchacho, que lo hace bastante bien y entonces regresamos con el conjunto Australiano, sinceramente esperaba algo con más energía, que me hicieran perderme en el ritmo, pero les faltó un poquitín.

Era hora de comer y darnos una vuelta al “mercadito”, el cual no era más que unos cuantos puestos y definitivamente se quedó muy corto para lo que esperaba. Pasamos un rato en la carpa literaria,  lo que nos tocó fue horrible, sólo repetían insistentemente algo sobre meses sin intereses y la credencial para votar.

Nos sobro mucho tiempo del que teníamos destinado para lo anterior así que volvimos al escenario Azul, dónde estaba Matias Aguayo, nunca me ha gustado, pero creí que al tocar con Mostro sería diferente, fue un error, bailamos sólo para divertirnos y quitarnos el frío pero no…. no es lo mío.

Ya se acercaba lo que tantas ganas tenía de ver, pero antes de eso le dimos una oportunidad a Barn Owl, terminó aburriéndonos brutalmente y mejor nos fuimos a esperar a Pional.
Que bueno estuvo!!! Nos tuvo bailando todo el tiempo, fue de esas presentaciones que demuestran que la música electrónica puede ser bien padre, pudimos verlo de un lado a otro haciendo lo suyo y no dedicándose a poner play y mover las manitas, la mejor parte del festival, para mí, había quedado oficialmente inaugurada.


Volvimos a aquel gran escenario que se dividía en dos para los mejores actos de la noche. Comenzamos con Anika, me gustó ese pop que podía ser tan feliz y colorido a ratos y de repente convertirse en algo mucho más  sombrío y  lúgubre, me sonaba un poco a The XX, estaba a punto de volverme fan, pero me perdió por completo con su grosería hacia los Hidrogenesse (para aquellos que no estuvieron ahí: su espacio se había terminado y en un par de ocasiones se les pidió que bajaran del escenario, sin embargo siguieron tocando, aun sabiendo que a lado estaba otra banda esperando comenzar, se extendieron por más de media hora, robando ese tiempo de la presentación de los Españoles, una total falta de respeto).


Después de todo el borlote y de haber visto a Genís y Carlos bastante enojados (con justa razón), bajaron del escenario para volver vestidos como Hidrogenesse, una banda que desde mi perspectiva debes de entender para poderla apreciar, partiendo de la idea de que es un proyecto conceptual.
Muchos de los que estaban ahí tenían una cara de WTF y los miraban con extrañeza, no los culpo, lo mismo me paso hace 5 años que los vi tocar por primera vez, yo misma advertí a mis amigos al decirles “no suenan bien en vivo, esperen lo peor, pero traten de ver más allá de eso”. Mucha gente no sabe de que se trata, desconocen que dedicaron un disco a Alan Turing  (genio matemático, padre de la informática, espía de la segunda guerra mundial que pasó la mayor parte de su vida estudiando la inteligencia artificial motivado por la muerte de su primer amor y que terminaría suicidándose con una manzana envenenada tras ser señalado y condenado por su homosexualidad). Muchos no saben que sus canciones hablan de eso, de cómo el arte se ha convertido en un negocio cualquiera, de parejas antagónicas, de cómo se ha vuelto más importante lo que “poseemos” que lo que “somos”, de cómo la humanidad a ratos parece tan primitiva al comportarnos como animales, de cómo el trabajo que no nos gusta puede resultar tan frustrante…. Entre muchas otras cosas, pero al final de cuentas así es la vida, y tenemos que aprender a reírnos de ella, PARA MI eso es Hidrogenesse, ver dos hombres en mallas y tacones que pudieran parecer ridículos pero que hablan de una realidad que todos experimentamos.


Después de un set incompleto, era momento de Silver Apples, desde que Anika estaba en el escenario podíamos ver a ese mítico personaje de más de 70 años preparando sus osciladores, listo para mostrarnos lo que era la música electrónica antes de que el término incluso existiera. Fue mágico, me introdujo en un estado que sólo la psicodelia puede lograr, hubo ratos en lo que tenía que sentarme simplemente a contemplar, es cómo Simeon mencionó en alguna entrevista “la música es energía” y me estaba dejando mover por ella. Fue un honor haber podido presenciar este acto, al menos con la mitad del dueto en vida.

Llegaba el momento de Extraperlo, volví a agradecer mentalmente que sólo tenía que dar un par de pasos para cambiar de escenario, tenía muchas ganas de verlos! Los había estado esperando todo el día para agitar las caderas y cantar sus canciones, fue una verdadera lástima que el sonido fuera tan malo, incluso cuando Aleix me preguntó cómo habían sonado no pude mentirle: “nada bien” me explicó que su ingeniero no había llegado y tuvieron que hacer uso del que había estado mezclando todo el día, y al parecer ya estaba cansado. A pesar de eso, dejaron ver que son un grupo divertido, con canciones de gran calidad, capaces de poner a bailar a cualquiera, amé sus guitarras rítmicas, me recordaron a The Withest Boy Alive e incluso a lo más tropical de los Talking Heads.


Para cerrar con broche de oro: Blood Orange. Esperaba un muy buen show pero vaya que superó mis expectativas, era tremendamente sexy, cómo si su música estuviera haciendo el amor, me voló la cabeza. Hizo bien en presentarse con una banda tan nutrida, sumada a esos movimientos de baile,   lástima que los problemas de audio nuevamente se hicieron presentes, más aun en algo tan primordial en este caso como la voz, aún así salió adelante, regalándonos el final perfecto con una multitud en éxtasis subida en el escenario, danzando sin control. No cabe duda que volveré a verlo en unas cuantas semanas.


Tuve que esperar 5 años para poder presenciar un Festival Nrmal en el DF, y absolutamente valió la pena, ya veremos que nos traen el 2015, por ahora me quedo con un gran recuerdo de mi primera experiencia.