miércoles, 14 de octubre de 2015

Re viviendo mis días en el Limbo

Nunca había estado interesada en el clown y sus menesteres, fue hasta el Tag de este año que la vida me presento a Chula The Clown y simplemente me enamoré.
Cuando supe que estrenaría Limbo en uno de mis recintos favoritos: El Teatro de la Ciudad, obviamente corrí por mis boletos.
Escribo aquí sobre esta experiencia por la importancia que la música tiene en éste espectáculo y la colaboración musical de Natalia Laforcade, de quien sólo puedo decir que como actriz es una estupenda cantante.
Desde el inicio estaba muy emocionada porque empezara, no dejaba de observar ese teatro que tanto me gusta y cuando indicaron la tercera llamada no pude más que soltar un "yeeeei" cual niña pequeña.
A pesar de que el 80% de la función la pasé botada de la risa con sus muecas, lenguaje corporal y ya característica interacción con el público; en lo personal fue una experiencia súper impactante.
Los primeros meses de este año estuve hospitalizada al borde de la muerte y uno de los momentos más intensos fue una crisis psicótica en la que tuve alucinaciones y todas giraban alrededor de la idea de que me encontraba en el limbo, según yo ya estaba muerta pero a punto de renacer.
Cuando vi las estructuras hospitalarias que vestían el escenario quedé en shock, fue imposible que todos los recuerdos de aquellos días volvieran a mi mente.

A pesar de las múltiples carcajadas, el brutal momento de silencio en el que Greta descubre su nombre en la lápida de una tumba es totalmente estremecedor, creo que todos nos quedamos petrificados por unos segundos.
Creo que Limbo es una verdadera obra de arte, un vaivén de emociones que parte de lo más básico: la risa, para de ahí llevarnos a una intensa introspección.
Si vuelve a darse la oportunidad de apreciar este montaje no se lo pierdan.


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